El principe vampiro

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.:El principe vampiro:.

Titulo Original: The vampire prince
Año: 2002
Trilogía: Vampire Rites

ElPrincipeVampiro.jpg picture by MonsieurLestatDeLioncourtVampireRites.jpg picture by MonsieurLestatDeLioncourt

Sinopsis: Tras huir del interior de las cámaras de la montaña y de los vampiros coléricos que lo habían sentenciado a muerte en la fosa de las estacas, Darren descubre una conspiración por parte de la persona menos esperada que se ha aliado con los vampanezes y planea apoderarse de la piedra de sangre para así dominar al clan vampírico. Ahora el semi-vampiro regresará a advertir al clan del peligro que los acecha, apesar de saber que podrían matarlo en cuanto lo vean... 

PROLOGO

(Aparece en la última parte de "La ordalía de la muerte" como un avance)

Oscuridad... Frío... Aguas revueltas... rugiendo como mil leones... Giro y giro sin parar... Golpeo contra las rocas... Protejo mi rostro con los brazos... Encojo las piernas para hacerme aún más pequeño, exponiendo lo menos posible.
Soy lanzado contra un puñado de raíces... Me aferro a ellas... Me resbalo... Las húmedas raíces son como dedos muertos que tratan de agarrarme... Hay poco espacio entre el agua y el techo del túnel... Respiro en rápidos jadeos... La corriente vuelve a atraparme... Intento resistir... Las raíces se desprenden de mis manos... Soy arrastrado.
Vueltas y más vueltas... Una roca golpea mi cabeza... Veo estrellas... Casi me desmayo... Lucho por mantener la cabeza erguida... Escupo el agua, pero trago aún más... Siento que me estoy tragando medio río.
La corriente me arroja contra una pared... Rocas afiladas hacen cortes profundos en mis caderas y muslos... El agua fría, glacial, adormece el dolor... Detiene el flujo de la sangre... Un descenso repentino... Me precipito en un profundo estanque... Abajo, abajo, abajo... La fuerza del agua al caer me mantiene sumergido... Me invade el pánico... No consigo encontrar el camino hacia la superficie... Me ahogo... Si no respiro enseguida, yo...
Mis pies golpean la roca y me propulso hacia delante... Subo flotando lentamente y me alejo del estanque... Aquí, el flujo es suave... Hay mucho espacio entre el agua y el techo del túnel... y puedo mantenerme a flote y respirar... un aire gélido que se clava en mis pulmones, pero que aspiro ávida y agradecidamente.
El río desemboca en lo que parece ser una gran cueva. Suenan rugidos desde el extremo opuesto: el agua vuelve a caer abruptamente por allí. Me dejo llevar hacia un lado antes de enfrentarme a un nuevo descenso. Necesito descansar y llenar de aire mis pulmones. Mientras me mantengo a flote junto a la pared en la oscuridad, algo intenta agarrarse a mi cabeza calva. Parecen ramitas. Me agarro a ellas para estabilizarme, y entonces me doy cuenta de que no son ramitas... ¡sino huesos!
Demasiado exhausto para asustarme, agarro los huesos pensando que fueron parte de algún salvavidas. Aspiro larga y profundamente, y exploro los huesos con mis dedos. Están unidos a una muñeca, esta a un brazo, este a un cuerpo y este a una cabeza: un esqueleto completo. En el pasado, el río se utilizaba para deshacerse de los vampiros muertos. Este debió llegar hasta aquí para pudrirse en este sitio durante décadas. A ciegas, busco otros esqueletos, pero no encuentro ninguno. Me pregunto quién fue este vampiro, cuándo vivió, y cuánto tiempo ha estado aquí. Qué horrible, quedar atrapado en una cueva como esta, sin tener un entierro apropiado ni un lugar de descanso final. 
Sacudo el esqueleto, con la esperanza de liberarlo. La cueva estalla en chillidos agudos y aleteos. ¡Alas! ¡Docenas de cientos de pares de alas! Algo se estrecha en mi cara y se aferra a mi oreja izquierda. Araña y muerde. Lanzo un grito, y me lo arranco de un manotazo.
No consigo ver nada, pero siento un torbellino de objetos volantes pasando sobre mí y a mi alrededor. Otra de esas cosas choca conmigo. Esta vez la agarro y la palpo: ¡un murciélago! La cueva está llena de ellos. Deben tener sus nidos aquí, en el techo. El ruido que hice al sacudir al esqueleto ha debido molestarlos, y han echado a volar.
Me tranquilizo. No me están atacando. Sólo se han asustado y no tardarán en calmarse. Dejo libre al que he cazado para que vaya a unirse a la ráfaga que me sobrevuela. El ruido disminuye al cabo de unos minutos y los murciélagos retornan a sus perchas. Silencio.
Me pregunto cómo entran y salen de la cueva. Debe haber un agujero en el techo. Durante unos segundos me imagino encontrándolo y trepando hacia la salvación, pero mis dedos entumecidos ponen fin rápidamente a esos pensamientos. No podría trepar, aunque encontrase el agujero y fuera lo bastante grande para permitirme pasar.
Empiezo a pensar de nuevo en el esqueleto. No quiero dejarlo aquí. Tiro de él, esta vez con cuidado para no armar jaleo. Al principio no cede: está firmemente encajado. Lo agarro aún más fuerte y vuelvo a tirar. Se suelta, todo de una vez, y cae sobre mí, hundiéndome. El agua entra a borbotones por mi garganta. ¡Ahora me entra el pánico! Siento el peso del esqueleto sobre mí, empujándome hacia abajo. ¡Me voy a ahogar! ¡Me voy a ahogar! ¡Me voy a...!
¡No! Tengo que calmarme. Usar el cerebro. Me abrazo al esqueleto y giro lentamente. ¡Ha funcionado! Ahora, el esqueleto está debajo y yo encima. El aire es delicioso. Mi corazón se apacigua. Unos cuantos murciélagos vuelven a dar vueltas, pero la mayoría se ha calmado.
Suelto al esqueleto y lo dirijo hacia el medio de la cueva con los pies. Siento cómo la corriente se apodera de él, y luego se lo lleva. Me agarro a la pared, manteniéndome a flote, dando tiempo al esqueleto a que se aleje de mí. Empiezo a pensar mientras espero: ¿fue una buena idea liberar al esqueleto? Un bonito gesto, pero si los huesos se atascaran en alguna roca más adelante, bloqueándome el camino...
Demasiado tarde para preocuparme ahora por ello. Debería haberlo pensado antes.
Mi situación es más desesperada que nunca. Fue una locura creer que podría sobrevivir. Pero me obligo a pensar positivamente: había llegado hasta aquí, y el río llegaría a la salida tarde o temprano. ¿Quién podía decir que no conseguiría llegar hasta el final? Confía en ello, Darren, confía.
Me habría gustado seguir allí agarrado para siempre (era más fácil quedarse ahí hasta morir de frío), pero tenía que intentar luchar por la libertad. Al final, obligo a mis dedos a soltarse y me alejo de la orilla. Me dejo llevar hasta el centro del río. La corriente cierra sus fauces sobre mí. Se acelera... La salida... Aumenta el furioso rugido... Me arrastra vertiginosamente... La perspectiva desciende abruptamente... Desaparezco.
 

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Sigue con Ia trilogía: Vampire War en el libro "Cazadores del crepúsculo"


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